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Historias de montaña: Dolomitas, las montañas rosadas

Existe un evento extremadamente hermoso en Dolomitas que entremezcla leyendas y fantasía con ciencia y fenómenos ópticos. Ocurre cada día al amanecer y especialmente al atardecer, cuando estas magníficas e imponentes montañas obtienen una coloración que va desde tonos rosados hasta un rojo que las hace parecer de fuego. Se conoce en italiano como «enrosadira» pero, a que se debe?

La leyenda del Rey Laurino y el jardín de las rosas

En tiempo pasados, en el corazón de Dolomitas, más concretamente en el Grupo del Catinaccio (conocido en alemán como Rosengarten) existía justamente a sus pies, un enorme jardín de las más perfectas rosas que se pudieran contemplar.

Este reino estaba habitado por enanos, fervientes trabajadores que habían acumulado incontables riquezas y tesoros excavando la roca y que obedecían a las órdenes del Rey Laurino. Este, al igual que el resto de habitantes, era un ser muy pequeño, pero que contaba con una gran ventaja, un cinturón mágico que le otorgaba la fuerza de doce hombres además de una capa que podía volverlo invisible.

Un día, el vecino rey del Reino del Adige, decidió conceder la mano de su hija Similde, de grandiosa belleza. Para ello invitó a todos los nobles de las cercanías, entre los que se encontraba el Rey Laurino, que decide asistir, pero como huesped invisible gracias a su capa. Sucedió que en el campo del torneo de caballeros, al ver por fin a la bella princesa, se enamoró al instante y sin dudarlo dos veces, decidió subirla a su caballo para llevarla velozmente a su reino.

La ira del rey y los caballeros del Reino del Adige no se hizo esperar y en breve tiempo se lanzaron veloces a perseguir al fugitivo, llegando al ingreso del jardín de las rosas del Rey Laurino para bloquearle el paso. Este último, empoderado con su cinturón que le otorgaba una fuerza sobrehumana, estaba dispuesto a luchar sin contemplaciones.

Pero al darse cuenta de la imposibilidad de vencer, el Rey Laurino endosó su capa de invisibilidad y corrió a refugiarse en su jardín, pero los caballeros, viendo el movimiento de las rosas a su paso, no tardaron en encontrarlo y capturarlo como prisionero, despojándolo de su cinturón de fuerza.

Mientras estaba por ser llevado al otro reino, enfurecido por la derrota, se giró hacia las rosas y recitó una cruel maldición: «Desde este momento en adelante, nadie podrá jamás admirar las rosas de mi jardín, ni de día ni de noche»; Y las rosas desaparecieron y el jardín del Rey Laurino fue convertido en dura roca.

Pero el rey de los enanos se olvidó de dos momentos que no pertenecen ni al día ni a la noche, el alba y el ocaso, l´alba ed il tramonto, es por eso, que hoy en día podemos apreciar este jardín de rosas durante esos momentos en las montañas Dolomitas.

La explicación menos «fantástica»

Dejando esta bonita leyenda a un lado, a que se debe este fenómeno? La respuesta radica en la composición mineral de estas montañas. Están principalmente formadas por un mineral conocido como dolomia compuesto por carbonato de calcio y magnésio y que obtiene su nombre del geólogo francés Déodat Gratet de Dolomieu, primero en describir esta composición, por ello, en su honor, las montañas se llaman Dolomitas o Dolomiti en italiano.

Este mineral tiene un gran poder de refracción, por lo cuál, durante la salida y la puesta del sol, los rayos repercuten sobre estas majestuosas montañas y hacen que su tonalidad varíe dependiendo de la estación o incluso el día, dentro de un rango de tonos que van desde un rosa claro hasta un rojo intenso.

«Chi più alto sale,

più lontano vede,

chi più lontano vede,

più a lungo sogna.

Walter Bonatti
Sobre el autor

Guía de montaña y barrancos con acreditación internacional de la UIMLA y AEGM

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